martes, 18 de noviembre de 2014

Mundo Submarino de Jacques Yves Cousteau, El planeta viviente, de Sir David Attenborough o El hombre y la tierra, del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente ya no están de moda porque sólo promueven el conocimiento del medio natural en todo el mundo educando en el respeto y el amor a la naturaleza y no suben la audiencia

EcoGallego – Blogs de Opinión de LaVanguardia.comEL MALTRATO ANIMAL TRIUNFA EN TELEVISIÓN

Comido vivo (#EatenAlive) es el insólitohastag con el que el canal de televisiónDiscovery Channel está promocionando en Twitter su última astucia televisiva para ganar audiencia: mostrar como una anaconda verde (Eunectes murinus) engulle a uno de sus reporteros más famosos ante las cámaras.

Como lo leen. El tipo se llama Paul Roslie y en su cuenta de la red social (@PaulRosolie) se presenta a los usuarios como naturalista, escritor y explorador especializado en el Amazonas.

Pero el intrépido reportero de Discovery no tiene ninguna intención de despedirse de este mundo desde el estómago de la serpiente. Los anuncios de la cadena, que ya han dado la vuelta al mundo generando gran expectación, se aprestan en destacar que el aventurero vivirá para contarlo gracias a un traje especial, una especie de neopreno de buceo equipado con una mascarilla de oxigeno que previamente será untado con grasa de cerdo para resultar más apetitoso al ofidio.

Para rescatar a este singular Jonás de la jungla el equipo de realización del documental deberá tirar de la cuerda que llevará atada al cinturón en el momento de servir de merienda a la anaconda. El tránsito de entrada y salida hasta el estómago del animal será grabado con una mini-cámara para que la audiencia pueda disfrutar de la experiencia desde el otro lado de la pantalla.

La emisión del video promocional de tan peculiar hazaña está provocando la reacción de los grupos de defensa de los derechos de los animales y los amantes de la naturaleza en todo el mundo. Las quejas se amontonan en la bandeja de correo de la cadena y en las cuentas que mantiene en las redes sociales. Pero estoy convencido de que eso era precisamente lo que buscaban. Que hablen de mí aunque sea bien: esa parece ser la máxima que persiguen los nuevos gurús del entretenimiento televisivo, aunque sea a costa de enfurecer a todos los amantes de la naturaleza y los animales.
El problema es que este tipo de programas, en el que el maltrato animal y el desprecio por la naturaleza se exhiben sin pudor alguno, convoca a un gran número de telespectadores, en buena parte público joven, y está convirtiéndose en tendencia en los últimos años.

Programas como El cazador de cocodrilos, de Steve Irwin (que falleció durante un rodaje al ser atacado por una raya látigo), en el que el presentador agarraba por la cola todo tipo de reptiles provocándolos y retándoles a que le atacaran (incluso llegó a hacerlo con un aligator mientras sostenía a su bebé en brazos) o Frank de la Jungla, en el que un personaje televisivo se dedicaba a capturar animales para desafiar sus ataques mientras los insultaba, han sido algunos de los últimos “éxitos” de esta nueva tendencia televisiva, una moda consistente en “cosificar” a los animales usándolos para provocar situaciones de riesgo que atraigan la atención de los espectadores.

Atrás quedan series divulgativas como Mundo Submarino de Jacques Yves Cousteau, El planeta viviente, de Sir David Attenborough o El hombre y la tierra, del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente. Unas series que fueron seguidas que promovieron el conocimiento del medio natural en todo el mundo educando en el respeto y el amor a la naturaleza a toda una generación de jóvenes. Unos jóvenes que, como quien firma este blog, recogieron el testimonio de aquellos divulgadores para, inspirados en su obra, dedicar su trayectoria profesional a promover el respeto por el medio ambiente y la naturaleza en televisión. Hasta que la televisión cambió.

El programa Comido Vivo que amenaza con emitir Discovery Channel es el paradigma de un cambio de valores en el que ganar audiencia es el único objetivo. Aquí lo único que cuenta es aumentar el share para fortalecernos ante nuestros anunciantes. Aunque para ello tengamos que recurrir a la estafa científica de mostrar a una anaconda verde, que jamás incluiría a un ser humano en su menú, comiéndose en directo al presentador para, sometiendo al animal a todo tipo de desgarros internos, extraérselo del estómago y que sonría a cámara.

Esperemos que, al contrario de lo que ocurrió con Cousteau, Attenborough o Félix, los jóvenes espectadores no tomen ejemplo de quienes divulgan el maltrato animal por televisión.


Fuente original: ecogallego

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