jueves, 4 de septiembre de 2014

La cantidad de agua dulce a la que se puede acceder para el uso directo de los seres humanos representa menos del 1 % de la que existe en el mundo

EL AGUA ES VIDA, NO LA MALGASTES

Cuántas veces hemos escuchado esta frase que hoy nos desafía y se convierte en una gran amenaza para nuestra existencia, debemos prevenir con políticas públicas serias en materia de servicios para garantizar a través de grandes inversiones y con esfuerzo sostenido una mejor calidad de vida, para así proteger y asegurar la existencia de las próximas generaciones.

No es cuento el cambio climático, el calentamiento global, la tala y quema de árboles, la contaminación en las cabeceras de los ríos nos están pasando factura por nuestras irresponsabilidades como ciudadanos con el Medio Ambiente. Esta realidad nos debe motivar a todos antes que el destino nos alcance, a luchar por ese futuro al cual tienen derechos nuestros hijos y nietos. Convoco a todos a enfrentar sin medias tintas este fenómeno que desafía nuestra permanencia como civilización en la tierra.

El agua es un recurso finito, y la cantidad de agua dulce a la que se puede acceder para el uso directo de los seres humanos representa menos del 1 % de la que existe en el mundo. Tenemos que aprender el valor de este tan preciado recurso natural y sin embargo, escaso recurso del “agua”.

Hoy nuestra ganadería y agricultura está seriamente comprometida y ha dejado de llevar a nuestras mesas los alimentos de primera necesidad que en años pasados no faltaban. Si el cambio climático sigue elevando las temperaturas y comportándose locamente como un muchacho mal criado, tendremos entonces que meterlo en cintura. Es, pues, esencial encontrar soluciones que permitan proteger este recurso. Por sequía se entiende una disminución temporal de las disponibilidades de agua que tiene un lugar, por ejemplo, cuando deja de llover durante un tiempo prolongado. La escasez de agua, por su parte, se produce cuando la demanda de este bien supera los recursos de los que puede disponerse de forma sostenible. Se trata de un problema que debemos aprender a prevenir con inversión.

Teniendo en cuenta que uno de los requisitos indispensables para el progreso económico y social es poder contar con un suministro adecuado de agua de buena calidad, tenemos que hacer dos cosas: aprender a ahorrar agua y gestionar de forma más eficiente los recursos de los que disponemos. 


Fuente original: diarioecologia

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