El origen de las “Give Box”, o caja para compartir, lo encontramos en Alemania, donde es un movimiento bastante extendido, sin embargo, el concepto y la filosofía de esta iniciativa, que no es otra que “compartir para proteger” la podemos encontrar en ejemplos más cercanos.
Las “Give Box” son básicamente armarios o cajas abiertas más o menos grandes que se colocan en espacios públicos y dónde la gente puede depositar y recoger objetos de segunda mano. Pueden tener muchos formatos, tamaños y ubicaciones. Las hay pequeñas que se colocan en los vecindarios para facilitar el intercambio de objetos entre vecinos. Las hay que se asemejan más a armarios y que se colocan en la via pública. También existen aquellas promovidas por organizaciones o instituciones públicas, como la propuesta por la oficina de turismo del pueblo navarro de Leitza para el intercambio de libros y folletos. Todas comparten la filosofía de una economía no basada en el intercambio económico, sino en la donación o en una economía del regalo. Se trata de un concepto que busca y promueve la sostenibilidad, el ahorro de recursos, ayuda a fortalecer relaciones personales y a crear espíritu de barrio a través de un consumo que poco tiene que ver con el que conocemos basado fundamentalmente en la propiedad.
Puede parecer una idea ingenua, e incluso idealista pero hoy os traemos una recomendaciones para que, si os parece interesante, podáis poner una “caja para compartir” en vuestra vida.
La “caja para compartir”
La caja debe ser consistente y con un espacio adecuado al tipo de productos que se busque intercambiar. Es importante para el éxito y propagación de su uso, su apariencia estética. Si está bien pensada, estructurada, decorada y cuenta con unas indicaciones claras y visibles de cómo utilizarla probablemente motivará a más gente a participar. Esta cuestión puede parecer baladí pero evitará que se confunda con un cubo de basura y termine en un camión de recogida de residuos. ¡No sería la primera vez! En Alemania, donde está datada la primera utilización de este instrumento de intercambio, las estructuras al aire libre hechas a medida son muy populares.
Los contenidos que se pueden intercambiar dependerá de los intereses de los promotores. Existen cajas abiertas a todo tipo de productos, generalmente de uso domésticos; otros, la crean con el ánimo de intercambiar un determinado tipo de elementos como libros, o herramientas. Sin embargo el listado puede extenderse tanto como la necesidad o ingenio de quien la pone en marcha.
¿Dónde se coloca una “caja para compartir”?
Una sala de espera, una lavandería, un hall de entrada, una parada del transporte público, un centro social, etc. son espacios muy adecuados ya que facilitan el que la gente ocupe el tiempo de espera echando un vistazo a lo que hay en la caja, además de que si se sitúan en sitios recurrentes, las personas los tendrán como punto de visita regular para dejar o coger nuevos artículos. Si se elige un lugar al aire libre, es importante buscar un espacio refugiado o proteger la estructura contra el viento, agua, etc. De igual forma, si se coloca en el suelo, es importante que no impida el paso cómodo de otros transeuntes. Y sobre todo, que no se confunda con un “cubo de basura”.
¿Cómo se gestiona su funcionamiento?
Las “Give Box” deberían funcionar de forma autónoma, puesto que el objetivo de las mismas es la autogestión sencilla y accesible por lo que el mayor trabajo a la hora de instalar una sería el trabajo de construirla. Y en este caso, si es ayudado por otras personas o colectivos, la experiencia resulta aún más gratificante. En este punto, resulta interesante atender a los consejos de organizaciones como la alemana Givebox, que tiene años de experiencia y son los que nos recomiendan implantar las siguientes ideas:
Contar con un libro de visitas, que fomenta la motivación entre los usuarios, además de poder recoger sugerencias.
Exponer en un sitio visible información las normas y explicaciones breves sobre el funcionamiento. Además de facilitar los intercambios, ayuda a la gente a comprender la idea con mayor rapidez y colaborar en su promoción.
Tener un tablón de anuncios es bastante útil por dos motivos: puede servir para colgar los objetos más pequeños y por otro lado, ayuda a colgar anuncios de objetos más grandes que por sus dimensiones sería difícil dejar en las cajas.
Conseguir estructuras: carriles de ropa con perchas, extanterías, etc, que faciliten el poder examinar los objetos.
Difundir en el entorno local y por todos los medios a nuestro alcance la iniciativa: posters, folletos en los buzones, etc.
Fuente original: blogderesiduosmcp
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