martes, 22 de julio de 2014

Desde el ámbito internacional se proponen soluciones ingeniosas para limpiar la basura espacial. En la actualidad se calcula que orbitan 8.000 satélites de los que sólo 560 están operativos

BASURA ESPACIAL UN PROBLEMA CRECIENTE

Millones de trozos de metal, plástico y vidrio están girando alrededor de la Tierra: es la basura sobrante de 4.600 lanzamientos, tras 54 años de exploración espacial.



La capacidad de generar residuos de los seres humanos no se limita a la Tierra. La basura espacial que órbita alrededor del planeta es cada vez mayor y pone en peligro las telecomunicaciones o las misiones espaciales. Diversas iniciativas internacionales, algunas de ellas españolas, trabajan para combatir este problema de forma eficaz, ecológica y económica. 




Basura espacial, por qué hay que limpiarla



En la actualidad se calcula que unos 8.000 satélites orbitan alrededor de la Tierra, de los que solo hay operativos unos 560. El resto, unido a los desechos de las diferentes misiones espaciales, suman más de 600 toneladas de residuos.




Se estima que hay unos 100 millones de piezas de basura espacial orbitando la Tierra

Esta basura espacial tiene orígenes y tamaños muy diversos, desde satélites al completo a diminutos fragmentos metálicos o de pintura. Se estima que hay unos 100 millones de piezas. Los residuos más pequeños son los más peligrosos, porque cuesta más localizarlos, y sus consecuencias pueden ser graves a pesar de su diminuto tamaño. Jesús Marcos, director del Área de Espacio de Inasmet-Tecnalia, explica que estas pequeñas partículas, conocidas también como "debris", se desplazan a tal velocidad que al impactar en un equipo pueden tener el efecto de una bala de metralleta.

La basura espacial puede poner en peligro la actividad de satélites importantes para las comunicaciones humanas o el cuidado del medio ambiente, así como las misiones espaciales y la integridad física de los astronautas. Los tripulantes de la Estación Espacial Internacional (ISS) han tenido que esconderse en más de una ocasión en un compartimento especial ante la amenaza de colisión de grandes objetos.

La mayoría de los escombros se desintegran al intentar traspasar la atmósfera terrestre, pero los más grandes pueden llegar a la superficie o poner en peligro vuelos comerciales. En 2007 un avión que volaba entre Santiago de Chile y Nueva Zelanda informó de un fragmento de basura espacial a unos ocho kilómetros de su posición.

El problema es cada vez mayor, y puede llegar un momento en que haga intransitable la órbita terrestre donde se encuentran estos escombros. Cuanto más volumen de basura espacial hay, más impactos con otros objetos se producen, que se convierten en basura, y así sucesivamente. Las colisiones en cascada serán por tanto cada vez mayores, de acuerdo al denominado síndrome de Kessler sugerido por el consultor de la NASA Donald J. Kessler.


Propuestas para limpiar la basura espacial

Instituciones y expertos de todo el mundo, algunos de ellos españoles, trabajan para combatir el problema de la basura espacial de forma eficaz, ecológica y económica:


Cable electrodinámico

La Agencia Japonesa de Exploración Espacial (JAXA) propone un satélite para localizar trozos de basura espacial y hacerlos desaparecer. Para ello utiliza un cable que aprovecha el magnetismo terrestre para arrastrarlos y reducir su velocidad. De esta manera los restos "deorbitarían" para llegar a atmósfera terrestre, donde se desintegrarían. La creación del cable ha requerido casi diez años de trabajo a cargo de la empresa Nitto Seimo, especializada en redes de pesca de alta calidad.


Simulador para amarras electrodinámicas

El proyecto europeo BET, coordinado por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), y en el que participa también la Fundación española Tecnalia, ha diseñado una amarra para acoplarla en los satélites. El objetivo sería enrollarla como un carrete y cuando el satélite dejaría de estar en uso, se desplegaría, de forma pasiva, sin usar combustible. De esta manera se conseguiría su deorbitado y su desintegración final en la atmósfera.


Láser

El programa europeo Clean Space, en el que participa un equipo de la Universitat Rovira i Virgili (URV), trabaja en un láser que podría dispararse desde la Tierra para acabar con el "debris" de entre 1 y 20 centímetros. El láser podría estar listo de aquí a unos diez años.


Arpones

La empresa aeroespacial británica Astrium ha propuesto un instrumento en forma de arpón para capturar los escombros y dirigirlos a la atmósfera para desintegrarlos.
Vehículos recolectores. La compañía MacDonald, Dettwiler y Asociados ha ideado un vehículo espacial que recogería la chatarra y la llevaría después a la estación base.


Gel aéreo 

La Agencia Espacial Estadounidense (NASA) ha creado un material sintético y ligero como un gel que se solidifica y mantiene con él lo que toca. Este gel aéreo se utilizó en la nave Stardust para recolectar el polvo espacial, y se piensa que podría servir también para la basura espacial.


Fuente original: eroski

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