Que la sensibilización de la sociedad respecto a los problemas que afectan al medio ambiente va a más es algo que ya nadie pone en duda. Y el mercado, que mantiene sus sensores permanentemente activados para detectar toda tendencia ciudadana, es el que mejor lo sabe.
El último informe que constata esta realidad ha sido elaborado por la Fundación Adecco. Bajo el título de “El ciudadano español y la responsabilidad corporativa” este nuevo estudio demuestra que un 83,3% de los españoles dejaría de consumir una marca que no respete el entorno o los derechos fundamentales.
Aunque muchas empresas se han querido parapetar bajo las siglas de la responsabilidad social corporativa (RSC) para tapar sus vergüenzas contaminantes, lo cierto es que la estrategia no ha triunfado ante un consumidor cada vez más interesado por el deterioro ambiental que sufre el planeta.
En este sentido el informe de Adecco establece que, aunque la mayoría de los ciudadanos (61,8%) desconoce el significado del término Responsabilidad Social Corporativa, un 90,3% exige a las empresas un compromiso mucho más sincero “para dar respuesta a los problemas del entorno” atribuyéndoles la misma responsabilidad que a los políticos. Es decir, que los consumidores exigen igual nivel de respuesta ante el deterioro del medio ambiente a los consejos de administración de las empresas que a los gobiernos.
Mucho más allá de la RSC
Tal y como recoge el estudio, la Comisión Europea define la Responsabilidad Social Corporativa como la integración voluntaria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales y medioambientales en las operaciones con sus interlocutores. Sin embargo, como en las viejas películas de espías en las que los agentes se hacían con pasaportes y documentación falsa, en los últimos años la RSC también se ha utilizado como una credencial más para posicionarse con ventaja ante la competencia. Pero el consumidor no ha picado.
Los ciudadanos han pasado a la acción y están dispuestos a actuar en consecuencia. Y lo hacen mediante lo que se ha dado en denominar como “consumo responsable”, es decir, premiando a los fabricantes que en verdad demuestran tener conciencia ecológica y castigando a los que contaminan o dañan de cualquier otro modo el medio ambiente. A este respecto el informe de Adecco destaca que casi la mitad de los encuestados, el 47%, “ya ha dejado de comprar marcas o productos por considerar que no son respetuosos con el entorno”.
Que no te den certificado por liebre
Malos tiempos para los vendedores de mantas medioambientales. Ante un ciudadano cada vez más comprometido con el tiempo que le toca vivir, un tiempo en el que los problemas del planeta subyacen bajo cualquier otra forma de crisis, las empresas que todavía no presten atención a su responsabilidad medioambiental o que crean que luciendo un determinado logo o mostrando un certificado ISO van a cubrir el expediente, no tienen futuro. Los ciudadanos demandamos compromisos concretos con la conservación y la protección del medio ambiente. Cada día tenemos más diagnósticos sociales que así lo demuestran.
Y los ciudadanos, cuando actuamos como consumidores, tenemos la sartén por el mango. Comprar es votar. Consumir es modelar la sociedad. Cada vez que elegimos un producto o un servicio respetuoso con el medio ambiente, y lo hacemos incluso pagando un poco más, estamos mandando un mensaje directo a la cabina de mando. Un mensaje que determina rumbos y establece estrategias de futuro.
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