BASURA ELECTRÓNICA, UN GRAVE PROBLEMA AMBIENTAL
El gran aumento de los residuos de aparatos electrónicos produce un gran impacto ambiental que los consumidores pueden reducir.
La producción de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) aumenta año tras año a nivel mundial. La basura electrónica no siempre se gestiona de forma adecuada, por lo que genera diversos impactos ambientales y para la salud. Los consumidores pueden asumir varias acciones para reducir estos desechos.
Los RAEE, un problema en aumento
Según un informe de 2010 del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el mundo se generaron 40 millones de toneladas de basura electrónica anuales. Tres años más tarde, el informe'Iniciativa para resolver el problema de los desechos electrónicos' (STEP), una asociación de organizaciones de Naciones Unidas, la industria, gobiernos, ONG y asociaciones científicas, señalaba que se produjeron casi 48,9 millones de toneladas de dichos residuos, un promedio de 7 kilos por cada uno de 7.000 millones de habitantes de la Tierra.
En 2013 se produjeron casi 48,9 millones de toneladas de basura electrónica en el mundo
La legislación europea indica desde 2002 que los Estados miembros deben gestionar y reciclar los RAEE de forma adecuada. La normativa señala unos porcentajes mínimos de reciclaje que cada año deben superarse, y que según José Pérez, consejero delegado de Recyclia, una plataforma que aglutina a varios responsables de la recogida y gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, se cumplen en España, y en el caso de ciertos residuos, como las pilas, "se superan con creces".
Sin embargo, estos residuos no acaban siempre cómo y dónde debieran. La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) ha denunciado el desvío de RAEE a países de África y Asia con "escasas o nulas medidas de protección personal o de control de la contaminación". En concreto, la AEMA señala que muchas veces se queman al aire libre y emiten partículas de cenizas volantes con metales pesados y otros materiales tóxicos para la salud, el suelo y las aguas superficiales. José Pérez concluye por tanto que una de las premisas básicas para mejorar el reciclaje es "la vigilancia y la persecución de las prácticas fraudulentas".
Qué pueden hacer los consumidores

¿Y cómo puede reciclarse un RAEE? Los consumidores pueden depositarlos en el punto limpio más cercano, y saber que al comprar un electrodoméstico nuevo los responsables del establecimiento deben hacerse cargo gratis del antiguo. Asimismo, se pueden seguir los siguientes consejos para que los aparatos tengan una vida más larga y reducir así la generación de residuos:
- Antes de decidirse entre la cada vez mayor variedad, hay que pensar cómo se utilizarán, para no adquirir elementos superfluos, que gasten más energía de la necesaria o que no se tenga intención de usar.
- Si no emplean en un tiempo, conviene apagarlos, o al menos los elementos que no se utilizan.
- Evitar los de marcas desconocidas muy baratos, hechos por lo general con materiales de poca calidad que duran menos.
- Actualizar sus componentes para que puedan realizar los servicios que se les demanda.
- Antes de tirarlos, ofrecérselos a un amigo o familiar o emplearlos de otra forma, como ordenador para niños.
- Entregarlos a organizaciones especializadas en reutilizar aparatos electrónicos y electrodomésticos. Diversas ONG distribuyen ordenadores usados entre colectivos desfavorecidos en España y en países en vías de desarrollo.
No obstante, alargar al máximo la vida de los aparatos no siempre es lo más conveniente desde un punto de vista ambiental. Rafael Serrano explica, por ejemplo, que un nuevo lavavajillas de clasificación energética A++ lava mucho mejor, ahorra más en la factura eléctrica y es mucho más fácil de reciclar que uno viejo, aunque funcione de forma correcta. Antes de tomar cualquier decisión, es fundamental contar con una buena información.
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