La bajada de las temperaturas, cuando sucede como este año, de manera precipitada y tras un arranque de invierno casi primaveral, impone unas condiciones de supervivencia muy dura para los pequeños pájaros de bosque y de jardín: colirrojos, carboneros, mitos, herrerillos, currucas, petirrojos y otras especies.
Muchos de estos paseriformes, cuyo peso suele oscilar entre los 9 y 15 gramos, realizan un considerable esfuerzo todos los años para regresar a nuestras arboledas desde sus áreas de cría, en el norte de Europa, en busca de la alimentación que les permita llegar a la primavera para emprender el viaje de vuelta. Por eso es tan oportuno prestarles ahora nuestra ayuda. Una tarea que resulta muy sencilla: basta con disponer de un pequeño espacio en el balcón, la terraza, el jardín o incluso en el alféizar de la ventana, para abastecerles de alimento.
Si vivimos cerca de una arboleda, en los días que hiela o nieva, si colgamos una simple bolsa de malla con unos cacahuetes pelados atraeremos rápidamente la presencia de carboneros y herrerillos. Al petirrojo en cambio no le gusta colgarse al estilo funambulista como sus primos los páridos. Él prefiere los comederos de base firme (es un gran caminador). Una tabla recuperada de una vieja caja de vinos con unas cantoneras para evitar que se caiga la comida, o la base de una garrafa vacía recortada a dos dedos de la base pueden servirnos de improvisado comedero. Eso sí, deberemos colocarlo en un lugar bien visible y fuera del alcance de los gatos, no vayamos a construirles el comedero a ellos (se lo cuento por experiencia).
Si vamos aportando regularmente las migas del mantel o los restos de cereales del desayuno nos aseguraremos la presencia instantánea de petirrojos, currucas, gorriones y pinzones. Si colocamos una fruta abierta no tardará en acudir el mirlo.
Otra opción eficaz es atravesar unos cuantos cacahuetes con cáscara de un alambre (les chiflan) y colgarlo de una rama. También podemos poner una bola de sebo rellena de semillas, pipas, maní y uvas pasas, se la disputarán con auténtica pasión: éstas pequeñas avecillas son muy territoriales y llevan muy mal la competencia a la hora de acceder al alimento, que suelen acabar en auténtico combates de pluma libre.
Junto a la comida el agua es esencial para los pájaros en invierno. La mayoría de las charcas se hielan en cuanto bajan las temperaturas mientras las fuentes permanecen cerradas, por lo que constituyen igualmente un buen reclamo para atraer su presencia y echarles una mano. Construir un bebedero es mucho más sencillo. Basta con recortar un botellín de agua o un brik vacío a cuatro dedos de la base y amarrarlo a la barandilla o la verja con una brida de plástico.
De lo que se trata es de echar una mano a estas especies de pájaros que resultan tan beneficiosas para el campo, que están protegidas por la ley y son una magnífica compañía en plena libertad. Además, con ello estaremos educando a los niños en el amor y el respeto a la naturaleza.
Les animo a que, si tienen instalado un comedero para pájaros en casa, compartan con nosotros las fotografías de sus comensales. No importa la calidad de la imagen, lo que apreciaremos es su testimonio.
Fuente original: ecogallego
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