lunes, 30 de junio de 2014

La diócesis de Barbastro pretende abrir la torre del campanario al turismo. El responsable eclesiástico en un informe a la Dirección General de Patrimonio del Gobierno aragonés dice que debía considerarse a las cigüeñas una especie “invasora” y lamenta que en el conflicto hayan primado los derechos de las cigüeñas frente a los beneficios culturales, sociales, turísticos y económicos


LAS CIGÜEÑAS QUE PUEBLAN LA TORRE DE BARBASTRO (HUESCA) ENFRENTAN A DGA Y OBISPADO

La presencia de grandes nidos de cigüeña en la torre del campanario de la catedral de Barbastro (Huesca) enfrenta desde hace unos meses al Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) y al Obispado de la localidad, que se ha visto obligado a suspender “sine die” las visitas turísticas al monumento.

Los planes de la Diócesis de Barbastro de convertir la torre del campanario en un foco de atracción turística, que obligaron a los responsables eclesiásticos a realizar una pequeña inversión para adecuar el monumento a las visitas, se han visto truncados con la decisión del Inaga de buscar fórmulas para salvaguardar los nidos.

Este organismo, ante la petición de la diócesis, resolvió el pasado mes de diciembre autorizar la retirada de dos nidos que cubren parcialmente focos de iluminación de la torre y la recolocación de los cuatro restantes en plataformas artificiales a ubicar sobre el deambulatorio situado en la zona alta del monumento.

La resolución no sólo plantea la construcción de plataformas artificiales, sino que prohíbe el tránsito de turistas por el exterior de la torre durante los periodos de incubación de las aves e incide en la necesidad de proporcionar conocimientos sobre la biología de las cigüeñas a los guías para informar a los visitantes.

Las sugerencias del Inaga fueron rechazadas de plano por la Diócesis de Barbastro-Monzón en un escrito de alegaciones en el que el obispado asegura carecer de recursos para instalar las plataformas planteadas que, según los responsables eclesiásticos, harían impracticable además el acceso al deambulatorio exterior de la torre.

La diócesis argumenta que los pesados nidos suponen un riesgo para los materiales arquitectónicos de la torre, erigida en el siglo XVI y declarada Monumento Histórico Artístico en 1923 y Bien de Interés Cultural en 1931, y generan un riesgo de incendio debido a la ubicación de dos de ellos sobre los focos de iluminación.

Denuncia, asimismo, el riesgo de caída de ramas o de nidos completos sobre las vías públicas que circundan el perímetro de la torre, argumento para el que el obispado se apoya en un informe técnico municipal que exige su desmantelamiento para evitar riesgos sobre las personas.

En el recurso planteado, rechazado hace unos días por el Inaga, los responsables de la diócesis indicaban, junto a la falta de presupuesto, que las plataformas propuestas impedirían al turismo acceder a uno de los puntos clave de la ruta guiada, el deambulatorio, un pasillo corredor que ofrece a los visitantes unas vistas privilegiadas sobre la población.

Argumentaban, además, que el obispado carece de preparación para impartir a sus guías conocimientos sobre la biología de las cigüeñas con los que informar a los turistas.

Esta situación ha llevado al Obispado de Barbastro a suspender las visitas a la torre, que según el delegado diocesano para el Patrimonio Cultural, Enrique Calvera, podría convertirse en un “gallinero de cigüeñas” si se ubican las plataformas planteadas.

En declaraciones a Efe, Calvera ha informado de la negativa de la diócesis a interponer un recurso contencioso-administrativo contra la decisión, ya que “ni es un problema que hemos creado nosotros ni disponemos de medios económicos para recurrir en los tribunales”.

El responsable eclesiástico ya había apuntado en un informe remitido el pasado mes de enero a la Dirección General de Patrimonio del Gobierno aragonés que debía considerarse a las cigüeñas una especie “invasora”, no merecedora de ser considera de “interés especial” ni declarada de “protección especial”.

Calvera lamenta que entre los derechos contrapuestos en el conflicto hayan primado los de las cigüeñas, sin atender a los beneficios culturales, sociales, turísticos y económicos que podrían generar las visitas guiadas.

Asegura, frente a los argumentos del Inaga, que hay “cientos” de parroquias en la diócesis que sufren en sus arcas los destrozos causados “por estos incómodos huéspedes, que se apoderan del hábitat humano abandonando el natural que le es propio”.


Fuente original: efeverde

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