lunes, 2 de junio de 2014

En España ninguna formación consigue mover el voto verde por la marginación mediática y la falta de apoyo financiero. Esto se convierte en un lastre para el ecologismo político en este país

¿DÓNDE ESTÁ EL VOTO VERDE ESPAÑOL?


Con 52 diputados y casi un 7% del total de los votos, las elecciones europeas han consolidado a Los Verdes (European Greens) como el cuarto grupo político del europarlamento, solo por detrás de populares, socialistas y liberales. De este modo, los ciudadanos de la UE han vuelto a dar su apoyo en una proporción muy elevada a las formaciones ecologistas que integran este grupo.

Sin embargo la aportación de votos de las dos formaciones políticas que concurrían a las elecciones en España en representación de esta fuerza, ICV y Equo, no se corresponde en absoluto con dicha proporción, pues al diputado electo que aporta la formación catalana (que ha experimentado un considerable crecimiento en votos hasta doblar sus resultados) hay que sumar el único escaño obtenido por Primavera Europea, la coalición en la que se integró Equo junto a un nutrido grupo de partidos: Compromís, CHA, Por Un Mundo más Justo, SIEX, Democracia Participativa, PCAS y Caballas.

Un escaño que, de hecho, se convierte en medio, ya que el candidato ecologista Florent Marcellesi, deberá compartirlo con Jordi Sebastià, el representante de la formación valenciana Compromís (que no forma parte de European Greens) con el que encabezaba la lista de la coalición. Por lo tanto, y pese al meritorio hecho de haber alcanzado el difícil objetivo de estar presentes en el parlamento Europeo (algo que otras fuerzas con mayor presupuesto y apoyo mediático no han logrado) lo cierto es que el resultado de Equo en estas elecciones europeas ha sido más bien modesto.

¿Significa eso que España no tiene votos verdes en el granero? No. En absoluto. Lo que ocurre es que ninguna formación consigue movilizar ese voto, un voto que permanece en estado latente hasta ser seducido atendiendo mientras tanto a otras propuestas con las que también se siente identificado (igualdad, justicia social, etc.)

El coportavoz de Equo, Juan López de Uralde, aludía a las dificultades de no contar con apoyo mediático ni con un gran presupuesto para, celebrando su ingreso en la eurocámara, no haber obtenido un resultado más amplio. Y es cierto. Como también lo es que Equo no ha conseguido reunir en torno a su formación el disperso e incluso enfrentado voto verde español. Un voto que siempre ha aparecido diseminado en siglas, siglas no solo distintas sino distantes, enfrentadas y que han hecho gala desde siempre de un cainismo que las ha devorado por dentro, condenándolas a la marginación.

El mejor ejemplo de esa esterilizante rivalidad es el propio nacimiento de Equo, que logró hacerse con la franquicia del Partido Verde Europeo después de que desde Bruselas expulsaran a la Confederación de Los verdes de España y buena parte de los bandos enfrentados se integraran en Equo.

La marginación mediática y la falta de apoyo financiero es un importante lastre para el ecologismo político en nuestro país. Pero más allá de eso lo cierto es que el alioli del voto verde español sigue cortado y esa es la principal razón por la que una formación con un compromiso social tan honesto y un programa tan ambicioso que hasta es “calcado” por otros partidos, no acaba de explotar al estilo Podemos en ninguna de las convocatorias electorales.


Fuente: ecogallego

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