La economía circular reduce el impacto en la naturaleza al transformar los residuos en recursos y, además, genera empleos verdes.
El actual sistema de producción, basado en el "usar y tirar", ya no da más de sí. La basura, la contaminación, el agotamiento de los recursos naturales no paran de crecer, y el medio ambiente y los ciudadanos lo sufren cada vez más. Frente a ello, diversos expertos, empresas e instituciones proponen la "economía circular", basada en el ciclo de la naturaleza, y donde los residuos se transforman en recursos, se ahorran costes y se crean miles de puestos de trabajo.
Qué es la economía circular
La economía actual se basa es un sistema de producción lineal. Las materias primas se extraen para fabricar productos que luego se utilizan y se eliminan. Este modelo del "usar y tirar" es insostenible en un planeta de recursos finitos, y su colapso y consecuencias son cada vez más evidentes: crecimiento global de la huella ecológica, agotamiento de recursos naturales y combustibles fósiles, aumento de los residuos, la contaminación y el cambio climático, etc. Y el número de consumidores no para de crecer: se estima que la población mundial pasará de los actuales 7.000 millones de personas a los 9.000 millones en 2030.
La economía actual, basada en el "usar y tirar", ya no da más de sí
Frente a ello, cada vez más expertos, instituciones y empresas abogan por implantar la economía circular. Este sistema imita a la naturaleza, donde todo se aprovecha en un ciclo. La basura, los residuos, no son algo inútil de lo que hay que desprenderse, sino un producto que se aprovecha. En algunos casos incluso se convierte en un objeto de mayor valor que el que tenía antes como producto, en el denominado "upcycling" o "supra-reciclaje". El consumo de energía se reduce al mínimo y proviene de fuentes renovables. En vez de comprar para poseer, se aboga por un consumo colaborativo para compartir, redistribuir o reutilizar los productos. Los precios se marcan según su coste real, para favorecer un consumo racional.
La idea no es del todo nueva. Estudios como los de Walter Stahel o Keneth Boulding ya avanzaban el concepto hace unas décadas. El arquitecto estadounidense William McDonough y el químico alemán Michael Braungart fomentan desde hace varios años su sistema "De la cuna a la cuna". Empresas como Ford, Nike, Basf, Google, el Ayuntamiento de Chicago o la inmobiliaria española Hábitat han asumido esta forma de producción. El emprendedor belga Gunter Pauli propone una idea similar, la "economía azul", inspirada en la Tierra, para crear buenos productos para todos basados en la naturaleza y en la ciencia. En 1994, Pauli puso en marcha ZERI (Iniciativa e Investigación de Emisiones Cero), una red global que ha creado más de 50.000 empleos y de 1.500 empresas.
Beneficios de la economía circular
La economía circular aplica al máximo las tres erres del ecologismo (reducir, reutilizar y reciclar), de manera que los impactos ambientales se minimizan.
Las empresas reducen costes y se vuelven más competitivas, resistentes y resilientes (capacidad de sobreponerse a situaciones adversas), de manera que se enfrentan mejor a las crisis. Los puestos de trabajo se generan a nivel local y son de mayor calidad. Los ahorros pueden llegar en algunos casos hasta el 40-50%, según el informe de 2102 "Hacia la Economía Circular: razones económicas y comerciales para una transición económica acelerada", elaborado por la consultora McKinsey & Company para la fundación Ellen MacArthur. En este trabajo se asegura también que gran parte del sector de manufactura europeo podría ahorrar unos 650.000 millones de euros y crear decenas de miles de empleos de aquí a 2025.
El aprovechamiento de los residuos, el uso de energías renovables o el diseño de productos basados en pautas sostenibles genera un sector que solo en España representa miles de puestos de trabajo locales de la también denominada "economía verde".
Economía circular: iniciativas para fomentarla
Uno de los objetivos clave de la estrategia "Europa 2020" es la consolidación de un crecimiento "inteligente, sostenible e integrador" en la Unión Europea (UE). El comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, señalaba en fechas recientes que la UE debe tender hacia una economía circular, donde los residuos sean la principal fuente de materia prima fiable.
A nivel internacional se pueden destacar varias iniciativas. Hace unos meses se celebraba en Londres "Resource", la primera conferencia sobre economía circular que reunió a algunos de sus impulsores más destacados. Lafundación Ellen MacArthur, además de estudios como el citado, ha puesto en marcha el proyecto "MainStream" junto al World Economic Forum. Si se aplica, según sus responsables, se ahorrarán 500 millones de dólares en ahorro de materiales, se crearán 100.000 empleos y se evitarán 100.000 toneladas de residuos en cinco años a nivel global.
En España destaca la Fundación para la Economía Circular cuyo presidente, Carlos Martínez Orgado, lleva años trabajando en el aprovechamiento sostenible de los residuos.
¿QUIÉNES SON LOS CONSUMIDORES SOCIALMENTE RESPONSABLES?
Los consumidores socialmente responsables son jóvenes, usan redes sociales y les interesan las causas ambientales, educativas y de combate al hambre mundial. Estos son algunos de los datos que arrojó el estudio “The Global, Socially Conscious Consumer” realizado por Nielsen.
El propósito de esta encuesta es conocer al consumidor de productos responsables, para así dar herramientas que permitan a las empresas hacer campañas de marketing más efectivas.
No es una sorpresa que más de la mitad (51%) de los jóvenes de 18 a 39 años afirmó que pagarían extra para obtener un producto elaborado por una empresa socialmente responsable. Esta generación creció rodeada de problemas como el calentamiento global y la crisis alimentaria. Un 63% de los consumidores socialmente responsables tienen menos de 40 años.
El dato sobre la localización geográfica de estos consumidores sí llama la atención: quienes se encuentran en las regiones de Asia Pacífico, Latinoamérica, Medio Oriente y África son más propensos a comprar productos hechos por compañías responsables, aunque cuesten más, que quienes viven en Europa y Norte América. Sería necesario hacer otro estudio para descubrir la razón, pero una posibilidad es que quienes viven en las regiones afectadas por conflictos sociales, económicos y ambientales se sientan más relacionados con las causas y comprometidos con solucionar el problema.
Y hablando de las causas, las que los consumidores consideran más importantes de entre las 18 sugeridas son: Sustenibilidad Ambiental (66%), mejoras a la educación de ciencia, tecnología y matemáticas (56%) y la erradicación de la pobreza extrema (53%).
Para tomar decisiones sobre sus compras, este grupo confía en recomendaciones de gente que conoce (95%), y también busca otras opiniones por medio de Internet (76%), por lo que se comprueba una vez más que las redes sociales son herramientas de un gran valor cuando se quiere comunicar a consumidores acerca de los esfuerzos de responsabilidad social de una empresa.
Fuente: ecodiario
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